Cuándo hay que renovar la fachada de un edificio

Sin duda, la rehabilitación es uno de los pilares fundamentales que ha permitido el desarrollo de Loizaga, donde contamos con la máxima experiencia en todos los sectores de la rehabilitación, habiéndonos especializado en la ejecución de todo tipo de fachadas y cubiertas, seleccionando las mejores técnicas y materiales que ofrece el mercado.

Disponemos de la mayor variedad de soluciones técnicas gracias a nuestra naturaleza inconformista en la búsqueda, investigación y desarrollo de las mejores soluciones para nuestros proyectos, desde las más convencionales y artesanales hasta las más eminentemente técnicas y novedosas.

Dentro de nuestra estrategia energética, consideramos prioritaria la política de rehabilitación de viviendas, incorporando nuevos materiales, sistemas y equipos, (fachadas ventiladas, SATE -sistemas de aislamiento térmico por el exterior-), que no sólo logran aumentar el confort de los propietarios, sino que permiten alcanzar los objetivos de seguridad, ahorro energético y calidad del aire, transformando nuestras ciudades en más sostenibles y competitivas.

¿Cuándo hay que plantearse la renovación de la fachada de un edificio?

Las fachadas de los edificios son habitualmente uno de los elementos que más sufren de los mismos. Así pues, entre los motivos que empujan a una comunidad de vecinos a abordar la rehabilitación de una fachada encontramos desde cuestiones estéticas hasta mejoras del aislamiento acústico o térmico, y, sobre todo, reparaciones de problemas estructurales o filtraciones.

Soluciones

Cuando una comunidad de vecinos se decide a abordar la rehabilitación de una fachada, estos deben ser atendidos por un profesional, bien un arquitecto o arquitecto técnico, el cual, una vez evaluado el estado y tipología del edificio, dará una serie de recomendaciones y soluciones, las más comunes son las siguientes:

Rehabilitación de fachadas con mortero de cemento. Es la solución más convencional, consiste en recubrir la fachada con un enfoscado de mortero. Si bien este sistema tiene un coste inicial más bajo que el de las siguientes opciones, implicará a la larga un mayor mantenimiento. Además, no garantiza un ahorro posterior, ya que no cuenta con aislamiento térmico. Este sistema se suele utilizar para solucionar patologías estéticas, fisuras en el recubrimiento anterior o filtraciones. Dando un aspecto renovado al edificio.

Rehabilitación de fachadas con sistema SATE. Sus siglas responden a Sistema de Aislamiento Térmico Exterior y constituye una de las mejores alternativas por su buena relación calidad-precio. En resumen, se trata de revestir la fachada con planchas aislantes y de aplicar posteriormente un enfoscado protector y decorativo. Permite múltiples acabados y ornamentos decorativos. Con este sistema se solucionan las fisuras y filtraciones del recubrimiento anterior dando un aspecto renovado al edificio y dotándolo de una mejora térmica, evitando así condensaciones y pérdidas de temperatura en el interior de las viviendas, con el consecuente ahorro económico.

Fachada ventilada. Es un procedimiento similar al anterior, aunque en este caso el aislamiento va entre los perfiles de una subestructura fijada a la fachada existente y sobre los que se coloca un acabado cerámico generalmente (pueden ser infinidad de materiales) generando una cámara por la que circula el aire, dotando a las viviendas de una temperatura más fresca en épocas calurosas, a la vez que lo dota de una mejora térmica evitando las condensaciones y perdidas de temperatura.

Aunque es una de las opciones más caras, vale la pena porque garantiza un resultado correcto y duradero.

Permisos necesarios

A la hora de rehabilitar una fachada hay que contar con varios permisos. Para comenzar, es necesario presentar un proyecto de ejecución al consistorio correspondiente, y al ser una obra mayor, ha de estar firmado por un arquitecto acompañado además de un estudio de la seguridad y la viabilidad.

Posteriormente será el momento de rellenar los impresos de solicitud de obra, con una memoria explicativa de la intervención a realizar y el presupuesto firmado por la empresa correspondiente.

Finalmente, será el momento de pagar estos impuestos: la Tasa de Prestación de Servicios Urbanísticos, el Impuesto de Construcciones, Instalaciones y Obras y, en el caso de ocupar algún espacio de la vía pública con contenedores y andamios, la tasa que se corresponda según el tipo de vía.

Desde Loizaga acompañamos e informamos a todos nuestros clientes en los pasos a dar y las posibles ayudas de las que beneficiarse a la hora de llevar a cabo la rehabilitación de la fachada de un edificio.

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